18 julio 2006

El Bosque (epílogo)

Hace mucho, mucho tiempo, años, que son como varias navidades o como varias vacaciones en la playa, imagínate, conocí a una ardilla. Era tan guapa, y tenía una mirada tan pura, y me escuchaba con tanta atención, que enseguida supe que era una ardilla especial. Vivía en un bosque denso y frondoso en el que no me atreví a entrar, porque ya estaba habitado; los cantos de sirena de mi entorno me terminaron de alejar de ella. Y pasó el tiempo, mucho, mucho tiempo, años, que son como soplar las velas de una tarta varias veces, o como mirarse en el espejo y ver que has cambiado. Descubrí que las sirenas son seres mitológicos creados por uno mismo, y que en realidad no existen más que por la imagen que nos hacemos de ellas. El desengaño, la decepción me devolvieron a una profunda soledad. De pronto, de repente como cuando empieza a llover sin avisar, o como cuando alguien te hace un regalo porque sí, vi que la ardilla seguía saltando de rama en rama, y me miraba, y me escuchaba con la misma atención que antes, hace mucho, mucho tiempo... bueno, eso.

No me invitó a entrar con palabras, pero poco a poco, observé por sus gestos que me permitía tímidamente acercarme a su Bosque, adentrarme en él. De hecho, empezó a comer algunas nueces cuando yo se las ofrecía, y su confianza fue creciendo, tanto que me tiraba las cáscaras vacías a la cabeza si no le quedaban existencias, y era capaz de comer a su manera delante de mí, con sus mordisquitos de animalito salvaje, sin pudor, dejándome acariciar su larga y preciosa cola, que daba calorcito en invierno.

Jugué con ella a desafiar al viento, a cortarlo corriendo por su Bosque, aunque ella aguantaba esas carreras mucho más que yo. Conocí el Río de los Recuerdos, un río de aguas tumultuosas, abundantes y que bajaban con tanta fuerza que podían llegar a arrastrarte. Me enseñó la Gruta de los Secretos, un lugar íntimo de acceso restringido, y compartimos la paz del Claro de las Flores Malvas, tumbados, mirando al cielo, un punto exacto de su Bosque donde había tanta belleza que la emoción podía hacerte llorar.

Me convertí en un visitante habitual y, todos los días, buscaba alguna atención, un pequeño detalle para ella, inventaba historias en su honor, y llegué a crear mundos imaginarios llenos de ángeles que velaban su descanso, animalitos que la hacían sonreír, y lunas que hablaban, para estimular sus sueños.

Las ardillas son inquietas y revoltosas; Ardillita (hasta su nombre era bonito), vivía muy pendiente de todos los habitantes de su Bosque, los que siempre habían estado allí (esta historia ya la he contado anteriormente en el Diario de un Gato Callejero, ¿os acordáis?), y necesitaba seguir con su vida porque no aceptaba tantas novedades que no le hacían falta. Un día, me hizo ver con ciertos silencios combinados con algunas duras palabras, que estaba de más, que ocupaba demasiado su tiempo, y que ese no era mi Bosque. Yo sólo quería hacerla muy feliz, os lo prometo, palabra de Perrito, y comprendí que no era yo quien conseguiría tan bello propósito.

Me marché, salí del Bosque sin regresar al mío, porque ya no había lugar donde pudiese estar sin recordar sus ojos, su rostro, sus manitas, su pies de ardilla, su hermoso pelaje, y sobre todo, lo reconfortante que era pasar las horas con ella en cualquier lugar haciendo todo o nada, y escuchar su voz, y abrazarla... y sentir su presencia, la más cálida que haya sentido jamás.

Caminé por un sendero que no conocía, el Sendero del Final, un camino solitario que me llevó hasta la imponente presencia del Océano del Fracaso, donde las Olas de los Errores Cometidos golpean con tanta fuerza que hacen daño. El agua no tardó en buscarme y me atrapó.

Sólo queda de mí una sombra, que se mueve silenciosamente en el vacío de mi inexistencia.

10 Comments:

Blogger Mayendar said...

Es precioso. Y hay ciertos detalles que me suenan tanto...

Un beso y sigue adelante con este nuevo blog.

martes, julio 18, 2006 10:52:00 p. m.  
Blogger Unknown said...

Leí la historia de la ardillita en el diario de un gato callejero. Pobre Perrito... Me alegro que vuelvas a estar por aquí.

Un beso

miércoles, julio 19, 2006 7:21:00 p. m.  
Blogger Maryita said...

Si el Diario de un gato callejero ya se fue , me alegra que me quedara este, el de una sombra... sin embargo, esta sombra esdiferente , sin saberlo no lo es... ya que las sombras ni sientes ni hacen sentir...
te dejo un abrazo grande grande, aunque seas europeo :)

jueves, julio 20, 2006 5:23:00 a. m.  
Blogger Darío Zetune said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

jueves, julio 20, 2006 6:26:00 a. m.  
Blogger Darío Zetune said...

Esa frase "Jugué con ella a desafiar al viento, a cortarlo corriendo por su Bosque" me encantó. Realmente me parece afortunada.

Tu poema habla mucho de la atención, del movimiento. Sugiere mucho. Finalmente, un autor también se le aquilata por ser sugerente, y tu relato lo es.

Me sugieren otras dos cosas: aquella escena de "American Beauty" donde se ve el video de la bolsa "danzando" con el viento, explicando ahí, lo bello.

Y nada, ya por último para no entretenerme, te dejo un poema hecho por una amiga, Patricia Gutiérrez-Otero.

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CONCIENCIA

La ardilla gira, cae y resplandece,
oscura vida que sin alas vuela
por perfecta confianza en su destreza.
Perdido en el en el caudal de sus ensueños,

en la orilla sí, el hombre acecha
el indicio sutil de una presencia,
un cuchicheo, un guiño, una promesa
que vuelvan habitable aún la ausencia.

La rápida centella de la bestia:
se agazapa y tendiéndose se lanza,
surca el aire, desprecia la certeza,
volátil, el espacio hiende, pura,
dicha que exulta, alaba y ya se entrega.
Los hombres, en la orilla de sí, tiemblan.

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Un saludo.

Sergio

jueves, julio 20, 2006 6:27:00 a. m.  
Blogger Darío Zetune said...

Ha! se me olvidaba la referencia del poema, porque está publicado:

Patricia Gutiérrez-Otero, CONCIENCIA, publicado en IXTUS. Espíritu y Cultura, No. 41, Año X, 2003, p. 65.

jueves, julio 20, 2006 6:28:00 a. m.  
Blogger III Naranjas Verdes said...

"La ardilla seguía saltando de rama en rama"...

Bienvenido de nuevo,

...¡Besis!

viernes, julio 21, 2006 2:52:00 p. m.  
Blogger kaixinha said...

O que fizeste ao teu blog??? Não o encontro... Sempre que te leio gosto, de várias maneiras diferentes, muito Beijinho!

sábado, julio 22, 2006 10:28:00 p. m.  
Blogger Isthar said...

A veces no existe nada más triste que encontrar un lugar donde sentirte en casa y además acompañado y sentir que llega un momento en que estás de más y debes irte, y que no tienes ya a donde ir sin que te lleves contigo un recuerdo que pesa demasiado...

Dirás que eres ahora una sombra de lo que entonces era tu realidad, pero lo cierto es que sólo espero que sea cuestión de tiempo que vuelvas a recuperar ese gato callejero que llevas dentro aunque sea en este otro nuevo rincón.

Todo es cuestión de tiempo Juanjo, aunque ahora el agujero duela demasiado...

Te dejo un abrazo muy fuerte y una sonrisa enorme :)

domingo, julio 23, 2006 6:12:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

gracias por volver a traer hacia ti, cuando te fuiste del otro blog te busqué y no pudé encontrarte.. creo juanjo q eres alguien muy especial y q habrá otros animales esperandote para hacerte feliz, quizás no sean ardillas,, pr tu corazón brillará de nuevo te lo aseguro.. besos y te seguire en este nuevo blog..

viernes, agosto 18, 2006 6:27:00 p. m.  

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