11 mayo 2008

El viaje


Los primeros aviones acaban de despegar, y en ellos, se agolpan los que tenían prisa. Algunos no han podido encontrar billete, pero para eso están los Trenes de Alta Velocidad. He oído los rugientes motores de coches potentes que dejaban las marcas de sus ruedas en el asfalto, desapareciendo como flechas hacia su destino inmediato.

Todo esto no tiene nada que ver conmigo; en mi caso, el tiempo es lo de menos.

Camino sin maletas hacia la vieja estación. El caudal del río es abundante y el agua corre más que yo. Me entretiene ver cómo un tronco a la deriva me adelanta, como cuando era pequeño y enrollaba un billete de metro usado –era un barco-, y me dedicaba a seguirlo para verlo navegar por las peligrosas corrientes de los “caniveaux” de Levallois, en aquellos tiempos en los que Nintendo no había parido su primera consola; y le seguía y le seguía, hasta que me tropezaba con algún adulto, que siempre están ahí cortando el rollo, haciéndome perder de vista para siempre a mi barquito.

No sabría decir si hace frío o calor, porque no me he dado ni cuenta. Mi mente divaga entre mis tres diarios: el de mi pasado, que tiene páginas imposibles de arrancar, el de mi presente, que me gusta cada vez menos, y el que me queda por escribir, éste me importa muy poco.

Lo que sé es que he decidido marcharme como vine, sin fiestas ni fuegos artificiales, y como mi destino está todavía por definir, no me importa llegar antes o después.

La estación está desierta. Me pregunto si es real o estoy empezando a soñar despierto. No sé si estoy en París, Madrid, en un lugar del pasado o empezando a caer en la espiral de la eternidad.

Subo al vagón, y momentos después, minutos, ¿horas.? el tren arranca. Me he colado en primera clase, bueno… qué demonios, por una vez… puede que el viaje sea largo, aunque, a medida que me voy alejando de la ciudad, la luz se va apagando lentamente.

Y sin luz, hasta las sombras dejan de existir.

Foto: Juanjo, Estación de Austerlitz

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

umm, pues aunque me encanta como siempre tu forma de escribir, tengo que decir que debes interesarte por ese diario futuro porque seguro que te sorprende... Pero sobretodo debes cambiar el prisma con el que miras el presente, y eso que el mio tampoco anda muy allá,, pero vamos a ponernos gafas de colores y empecemos a construir un nuevo presente.. besos

martes, mayo 13, 2008 11:01:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Não gosto desta história! É essencial viver o presente e sonhar com o futuro! O passado é o que menos importa, deve ficar guardado para ser saboreado de vez em quando, em ocasiões especiais ;-) Beijinho.

jueves, mayo 15, 2008 8:31:00 p. m.  
Blogger MeTis said...

si no tienes prisa es porque sabes que nada te espera, o al menos nada lo suficientemente interesante para que te haga apretar el paso.

sábado, mayo 17, 2008 9:42:00 p. m.  
Blogger LoOla said...

Me recuerdas a un texto mío y no sé exactamente por qué, ya que mientras tú coges el tren, yo pierdo el viaje de mi vida... Supongo que será por el ruido de los vagones...

Besos brujos!

lunes, mayo 19, 2008 8:41:00 a. m.  
Blogger isis said...

Tener las páginas de tu futuro en blanco es bueno. A partir de ahora las puedes llenar con lo que tú quieras y así cambiar ese presente que no te convence mucho ;)
Besos

miércoles, mayo 21, 2008 8:30:00 p. m.  
Blogger Monik said...

Ah no tener prisa, no tener plazos, no tener días vista....sería un mundo fantástico si tan sólo tuvieramos que coger trenes y estar viajando a lugares desconocidos o favoritos...

Gracias por tu visita a mi blog!!

Besos

jueves, mayo 22, 2008 10:05:00 a. m.  
Blogger Maryita said...

En la estación de mi corazón siempre habrá un lugarcito donde puedas arrivar, mientras tanto mira por la ventana y hazle señas a todos los niños que encuentres en el camino

domingo, mayo 25, 2008 9:44:00 p. m.  

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