01 agosto 2006

Los ingredientes

Huevo soñaba con fundirse en Ella. Harina pensaba constantemente en Sus dedos. Azúcar imaginaba cómo sería jugar con Sus labios. Levadura fantaseaba con Su lengua. Mantequilla y Leche discutían sobre quién de las dos conquistaría Su corazón. Pizquita de Sal se erotizaba con la idea de pasear entre Sus dientes.

Se pusieron de acuerdo y decidieron salir en busca del único que podía ayudarles: Bollito, el pastelero. Bollito había sido uno de los mejores pasteleros del barrio, y su fama se extendía por toda la ciudad. Su pan era, también, el mejor de los panes. Llegó la pastelería moderna, industrial, y un día, decidió no volver a amasar nunca más, porque consideró que el ser humano era desagradecido por naturaleza.

¿Habéis visto alguna vez un grupito de ingredientes caminar por la calle en busca de un pastelero retirado? Pues es lo que vieron los que se cruzaron con Harina, Mantequilla, Pizquita de Sal, Huevo, Leche, Azúcar y Levadura.

Bollito, el pastelero, daba largos paseos por la Casa de Campo de Madrid. No les costó localizarle. Escuchó la extraña petición del extraño grupo que tenía un extraño plan, y aceptó. Le acompañaron hasta una cabaña que parecía abandonada, y cuyo centro estaba dominado por un hermoso horno antiguo. Ceremoniosamente, se despidieron antes de que él los mezclara. Después, sintieron mucho calor, pero al final consiguieron su primer propósito: se habían convertido en un hermoso croissant.

¿Os he hablado de él? Bueno, no hay mucho que decir. El caso es que él se fue a dar una vuelta mientras hacía tiempo para verla, y le llamó la atención el olor delicioso que provenía de una cabaña que parecía abandonada. Se atrevió a entrar y se encontró con Bollito, el pastelero, que le tendía con amabilidad el croissant que había elaborado cuidadosamente, como antaño. “Toma, es para Ella”. Le dio las gracias, sin entender, y se fue a buscarla.

Cuando Ella llegó y vio el manjar sorpresa, emitió un par de grititos característicos que, en su lenguaje, querían decir que estaba muy contenta y que se lo iba a comer de inmediato.

Tomó el croissant con sus deditos, muy bonitos por cierto. Al morder, Levadura, Harina, Huevo, Azúcar, Mantequilla, Leche y Pizquita de Sal, los ingredientes que se habían unido para llegar hasta su boca sintieron un placer inmenso. Ella también sintió un gran placer, y él, al ver su cara de felicidad. Y Bollito, el pastelero, volvió a hacer pasteles, pan y bollos, exquisitos, que olían bien.

Y el mundo mejoró un poquito, no mucho, pero un poquito.

5 Comments:

Blogger Unknown said...

Me ha gustado mucho, es una historia muy simpática.

Un beso

miércoles, agosto 02, 2006 2:32:00 p. m.  
Blogger kaixinha said...

Hummm... Gosto mesmo das tuas receitas!

jueves, agosto 03, 2006 8:24:00 p. m.  
Blogger Maryita said...

Hola Juanjo, te estas dando mucho a los cuentos ultimamente eh...
Pues quiero contarte que me gustan mucho, éste como tu receta tiene la mezcla perfecta de imaginación, sensualidad, narrativa y todo meclado, perdón, escrito con mucho amor...
si, tienes razón, el mundo mejoró, un poquito, pero mejoró

sábado, agosto 05, 2006 4:00:00 p. m.  
Blogger Isthar said...

Qué maravillosa combinación de sabores y sensaciones.

Tus cuentos estan llenos de ternura, de magia, de dulzura. No dejes de escribir :)

jueves, agosto 10, 2006 4:56:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

bueno poco a poco, y grano a grano podemos cambiar el mundo. besos

viernes, agosto 18, 2006 6:41:00 p. m.  

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