28 mayo 2008

Ya no estaré

Ya no me busques al lado de una Fuente Wallace rellenando mi botella de agua dudosamente potable, ni creas verme cruzando el Pont d'Arcole, porque no seré yo. No estaré en l'Étoile Manquante, desayunando a tu salud, escribiéndote mientras Paris despierta despacito, con resaca de turistas y chalados. No me moriré de calor en una cabina de la Rue de Rivoli, escuchando cómo tu teléfono comunica, ni sacaré fotos de monumentos desde el suelo, ni compraré tebeos antiguos en les quais de la Seine. Y sobre todo, no pretendas encontrarme en aquel rinconcito que te enseñé, ese lugar tranquilo, mi pequeño escondite, porque no volveré a sentarme allí; porque mañana, el tiempo volverá a nacer, después de haberse muerto durante diecisiete meses.

Foto: Juanjo, uno de mis lugares preferidos de París, desde otro ángulo.

Hélas, je quitte (enfin) Paris


Foto: Juanjo, todo llega, tarde o temprano.

11 mayo 2008

El viaje


Los primeros aviones acaban de despegar, y en ellos, se agolpan los que tenían prisa. Algunos no han podido encontrar billete, pero para eso están los Trenes de Alta Velocidad. He oído los rugientes motores de coches potentes que dejaban las marcas de sus ruedas en el asfalto, desapareciendo como flechas hacia su destino inmediato.

Todo esto no tiene nada que ver conmigo; en mi caso, el tiempo es lo de menos.

Camino sin maletas hacia la vieja estación. El caudal del río es abundante y el agua corre más que yo. Me entretiene ver cómo un tronco a la deriva me adelanta, como cuando era pequeño y enrollaba un billete de metro usado –era un barco-, y me dedicaba a seguirlo para verlo navegar por las peligrosas corrientes de los “caniveaux” de Levallois, en aquellos tiempos en los que Nintendo no había parido su primera consola; y le seguía y le seguía, hasta que me tropezaba con algún adulto, que siempre están ahí cortando el rollo, haciéndome perder de vista para siempre a mi barquito.

No sabría decir si hace frío o calor, porque no me he dado ni cuenta. Mi mente divaga entre mis tres diarios: el de mi pasado, que tiene páginas imposibles de arrancar, el de mi presente, que me gusta cada vez menos, y el que me queda por escribir, éste me importa muy poco.

Lo que sé es que he decidido marcharme como vine, sin fiestas ni fuegos artificiales, y como mi destino está todavía por definir, no me importa llegar antes o después.

La estación está desierta. Me pregunto si es real o estoy empezando a soñar despierto. No sé si estoy en París, Madrid, en un lugar del pasado o empezando a caer en la espiral de la eternidad.

Subo al vagón, y momentos después, minutos, ¿horas.? el tren arranca. Me he colado en primera clase, bueno… qué demonios, por una vez… puede que el viaje sea largo, aunque, a medida que me voy alejando de la ciudad, la luz se va apagando lentamente.

Y sin luz, hasta las sombras dejan de existir.

Foto: Juanjo, Estación de Austerlitz

01 mayo 2008

Mayo


"Sous les pavés, la plage..."

Foto: Juanjo, "Muguet et Pavé, La Sorbonne". Hoy es 1 de mayo 2008 pero hace tiempo, comprendimos que bajo las calles, sólo estaba el metro.