25 diciembre 2006

Todo lo que está escrito se convertirá en un recuerdo...

(le journal d'un chat de gouttière)
... y los recuerdos no construyen el presente, sólo alimentan el pasado.
No creo que haya título más sugerente para un libro, que el de Milán Kundera, "La Insoportable Levedad del Ser" ("L'insoutenable Légèreté de l'Être", ¿cuál te gusta más? hay un matiz...).
Hoy la vida me parece tan leve que me cuesta sobrellevar su peso, en una paradoja intensa y constante. No duermo, y por lo tanto, no sueño dormido. Y cuando estoy despierto, no vivo consciente, por lo que no sé si estoy todavía metido en un sueño que termina, o en una realidad que no asumo.

Dentro de nueve días, me marcho, voy a vivir una temporada en Francia, al lado de París. Desde allí, y en cuanto pueda, contaré nuevas historias de un gato callejero, que vive maullando a una luna fría. Les nuits seront encore plus longues. Espero que nos veamos muy pronto.
Un beso, y el más cálido de mis maullidos. Seguíré ronroneando... ¿seguirás acaricándome?

16 diciembre 2006

Ritmo

Has llegado con tu sonrisa corta, a menudo mal interpretada. Los necios creían que eras irónico, los que te conocimos sabemos que eras auténtico. Te has llevado un botellín de Mahou para el camino, y un cigarro en la boca, de los que no se venden en los estancos, o quizás sí, en Amsterdam. Los grandes músicos desaparecidos han acondicionado un local de ensayo entre las Nubes del Cielo y las Calderas del Infierno, y te esperan con los amplis encendidos y varias cajas de cerveza. Las Jams allí van a ser ahora mucho más divertidas, y puede que Dios tenga que regañaros de vez en cuando por el ruido.

Cuando haya tormenta, sabré que estás disfrutando con tu batería, y recordaré las cintas que grababas cuando tocábamos, y que estudiábamos detalladamente en tu casa, mientras tus hermanitas querían a toda costa quedarse en la habitación para escuchar cómo destrozábamos nuestras propias canciones.

Las cajas de ritmo reventarán antes que tú.

Sigue adelantando a los metrónomos, aunque las canciones se aceleren. Los escenarios te recordarán, los músicos te echamos de menos.

Un día, oiré la llamada y me marcharé por fin de aquí. Cuando llegue mi hora, enciende el micro y enchufa los pedales de las guitarras, porque acudiré a los ensayos con un par de púas chulas entre los dedos, y, claro, la foto en mi bolsillo de la princesita que nunca me quiso. Romperemos todas las partituras, haremos un grupo en el Infierno, actuaremos en el Cielo. Tengo ganas de empezar, la espera se me está haciendo larga.
Ayer, supe que había fallecido el mejor batería con el que he tocado jamás. Murió por sus excesos, y aunque era de esperar, esta mañana, he sorprendido a mi guitarra llorando en un rincón.